"
TEMPORALMENTE, la imagen-acto fotográfico interrumpe, detiene, fija, inmoviliza, separa, despega la duración captando sólo un instante. ESPACIALMENTE, de la misma manera, fracciona, elige, extrae, aisla, capta, corta una porción de extensión.
La FOTO
aparece así, en el sentido fuerte, como una tajada, una tajada única y singular de espacio-tiempo, literalmente cortada en vivo."
Philippe Dubois, El acto fotográfico (cap. 4; El golpe de corte)

6.7.10

La verdad del arte Por Osvaldo Bayer

Fotografía analógica-escaneo de copia
Florencia Lo Re


Prólogo del anuario de Argra 2010 por Osvaldo Bayer

Los ágiles seres con cámara que nos presentan este libro son los testigos –con pruebas fehacientes– de los hechos que nos relatan. Los protagonistas de esta otra forma del Arte son los Reporteros Gráficos. Nos van dejando imágenes de todos los momentos de nuestra vida y de la vida de nuestra sociedad y de pronto, de nuestros diferentes mundos. Son gente imprescindible que hacen la historia moderna. Antes había que dibujar todo, para no olvidar. Ahora lo registran ellos. A través de estos protagonistas de nuestra realidad nos metemos en todos los escenarios y le vemos el rostro a los protagonistas de la historia, de abajo o de arriba. Todos quedan retratados. Y no hay forma de desmentirlos. La Historia Gráfica. Las historias gráficas. Aquí están los testimonios. La verdad pero también el arte. El ojo pero también el alma. El gusto, la belleza, el contorno. Todo. Desde un pavo jugando al fútbol hasta el dedo en la nariz hurgando. Desde una mano desesperada tapándose el ojo hasta un dedo en el oído. ¿Oído que pica? ¿U oído que no oye bien el grito de gol y lo extraña? Todo. Nada se le escapa a la cámara y al ojo del artista de la imagen. Desde huesos de cabezas con cuernos a alguien que le pintan los ojos como último instante de querer revivir. Desde el transporte de la muerte en sus diversas formas a los caídos en la calle. Los sepulcros. El barro y los pueblos imaginarios. Las villas de los humillados y el sol de la vida.

Y de ahí pasamos a otras imágenes llenas de historia. Plantas secas y otras que crecen a su lado, inmutables. El mar y sus movimientos. Los hombres que juegan a todo. En todas las posiciones. El deporte con mayúscula. Los rostros... el cuerpo. Pero la violencia. En todos sus tonos y colores. La violencia diaria. Las búsquedas. De pronto, la ternura de la gente ante el cantante admirado. Pero otra vez las imágenes de las realidades de la sociedad, de nuevo las piedras y el humo contra el poder en las calles, para apagar las rabias. Corte y pase a las imágenes en las fotos de la despedida a un político que llegó bien arriba. Pero de nuevo las imágenes de esa otra realidad: las villas siempre presentes y su extrema pobreza. Y el otro costado de la vida: el amor joven, el sexo y sus juegos. Los rostros de la protesta. La tristeza del viajero que tal vez se aleja de sus lugares de siempre. La devoción a todos los santos en la despedida final. El dolor ante lo definitivo. La ilusión en el basural. Las fantasías de las ciudades modernas con sus colisiones desaforadas. Arte y realidad, en todo. Imaginación pero testimonio indiscutible. El ojo y la cámara. Las masacres y la política, la sangre en las calles. El terror en el rostro. Pero los disfraces, el teatro. Y el regreso eterno a la realidad en todos sus matices. Las búsquedas del cuerpo, y del agua en el desierto. Siempre la búsqueda en todas las imágenes. La realidad, pero con arte. Y la esperanza, el rostro de niños en la alegría y en la tristeza espontánea. Un continuo navegar en la naturaleza y en los rostros.

Todo es un himno a la imagen. Con sus humores, sus dolores, sus disfraces, sus verdades.

Los recovecos del mundo y de la vida. De las vidas. Plantas, animales, humanos. Nada se salva para estos artistas de la imagen. Lo ven todo. Lo atestiguan todo. No quieren perderse nada. El lector, sí, el lector, empleamos a propósito este verbo, nos referimos al autor de cada una de estas imágenes, es un sabio de la percepción. Sabe el momento del gesto, de la risa, del llanto, el alarido de la jirafa y el susurro de la mariposa. Todo lo capta y lo refleja.

Este es un libro sabio. Que nos habla de la vida. De una profesión impagable. La profesión de los ojos que captan todo. No se les escapa nada. Ni el gesto de un político ni el desolado espejo de una inundación.

Aprendamos lo que es la verdadera vida, nuestra vida en estos mundos de hoy a través de estas imágenes. Ya no necesitamos viajar. No necesitamos soñar. No necesitamos ensayos sociológicos sobre el hombre y sus circunstancias. Aquí está la verdad. La verdad diaria, a través de sus imágenes. La verdad, con su apariencia y su contenido. Gracias.


La XXI edición de la Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino (Argra) en el Palais de Glace, Posadas 1725. Se puede visitar de martes a viernes de 12 a 20; sábados y domingos de 10 a 20. Lunes cerrado.

Entrada gratuita. Hasta el 1º de agosto.

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